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lunes, 17 de febrero de 2014

ORGULLOSOS DE UN ILUSTRE PAISANO

En la tertulia del jueves pasado en la cafetería "Las Cadenas", Antonio Navarro aportó un recorte de prensa sobre un ciclo de conferencias celebradas en la fundación Juan March de Madrid. El artículo se refería en concreto a la celebrada el pasado día 11, impartida por D. Santiago Guijarro Oporto, y a la que entre otros muchos oyentes asistieron nuestros tertulianos Fernando Elena y Antonio Navarro. 
Dado que D. Santiago es nacido en nuestro pueblo despertó admiración y orgullo en todos nosotros, y a pesar de no conocerlo personalmente si conozco a parte de su familia por lo que me animé a bucear en la página de la fundación y empaparme (con mis limitaciones) de la muy extensa labor desarrollada por este afamado paisano.
A continuación transcribo el dilatado currículo encontrado en dicha página, aclarando que aquí faltan títulos de su extensa bibliografía:
Catedrático de Nuevo Testamento en la facultad de teología de la Universidad Pontificia de Salamanca, Director de la Asociación Bíblica española; durante 15 años fue Director de La casa de la Biblia de Madrid desde donde coordinó una nueva traducción de la Biblia. Ha sido Director del Instituto español bíblico y arqueológico de Jerusalén; miembro de comités editoriales de prestigiosas revistas internacionales de su especialidad, etc, etc.
Varios de sus libros han sido traducidos a otras lenguas como el francés, el italiano o el portugués.

Entre otros, es autor de títulos como “Fidelidades en conflicto”, “Servidores de Dios y esclavos vuestros”, “Los evangelios sinópticos”, “Dichos primitivos de Jesús”, “Los cuatro evangelios” o “La primera evangelización”.

He incorporado a esta entrada el vídeo-presentación editado por la fundación Juan March, así como un resumen de la conferencia impartida por D. Santiago redactado por él mismo.
Para todos aquellos lectores illescanos o no,  que estén más interesados, también he incorporado el audio completo de la conferencia.

Corrección al párrafo anterior efectuada hoy, 2 de enero de 2021:
Los enlaces referentes a los dos vídeos citados han sido borrados y solamente he localizado el vídeo completo de su conferencia. Es de youtube, y supongo que estará operativo más tiempo que el que me facilitó hace seis años la Fundación Juan March.

Resumen escrito de la conferencia, editado por D. Santiago Guijarro.

Pablo de Tarso

La figura de Pablo de Tarso se nos presenta llena de paradojas. Es el personaje de la primera generación cristiana del que tenemos una información más directa y completa y, sin embargo, es también aquel del que nos han llegado imágenes más diversas y controvertidas. Durante su vida ocupó un lugar marginal en la vida de la naciente iglesia y, sin embargo, una vez muerto ha desempeñado un papel decisivo en la historia del cristianismo. Es el seguidor de Jesús que más ha influido en la continuación de su proyecto y, sin embargo, no le conoció personalmente.
Pablo de Tarso es un personaje enigmático y cautivador, que suscitó y sigue suscitando el entusiasmo y la oposición más encendidos. 
La figura histórica de Pablo ha llegado hasta nosotros interpretada y releída por múltiples memorias. La más influyente ha sido, sin duda, la que propone el libro de los Hechos de los Apóstoles con una intención claramente apologética. Por eso, para acceder al personaje en su tiempo hay que relativizar estas imágenes y dar prioridad a los datos ocasionales que se encuentran en sus propias cartas. 
Teniendo presentes estas cautelas, intentaré responder, en primer lugar, a esta pregunta: ¿Qué sabemos con certeza del “Pablo histórico”? Siguiendo la cronología de su vida, trataré de esclarecer qué sabemos sobre sus orígenes y su educación, sobre su actividad como perseguidor de los primeros discípulos de Jesús, sobre el cambio radical que le llevó a unirse a ellos, sobre sus contactos con los grupos y comunidades de Judea y su entorno, sobre su ruptura con la comunidad de Antioquía (y Jerusalén) y el inicio de su actividad como misionero independiente, sobre su actividad misionera en las ciudades costeras del Egeo, sobre su ansiado viaje a Jerusalén y su proyecto de pasar al otro lado del imperio para llegar hasta España; qué sabemos, en fin, sobre su cautiverio y su posible martirio en Roma.
Pero esto no es todo lo que puede decirse sobre Pablo. Tan importante como su peripecia histórica, fue su posteridad. Fue de hecho esta posteridad, que se materializó en unas comunidades vivas y en un texto formado a partir de sus cartas, la que colocó su figura en primer plano, convirtiendo al misionero marginal en el gran apóstol recordado en el libro de los Hechos. Sin embargo, no todos compartían esta visión, pues, junto a esta memoria que cautivó a las iglesias de la diáspora, otros cristianos se referían a él como “el enemigo”. La memoria positiva prevaleció, probablemente porque era mayoritaria, y debido a ello sus escritos y otros que se le atribuyeron, junto con el libro de los Hechos, entraron a formar parte del canon de los escritos cristianos: el Nuevo Testamento. La presencia y el influjo de Pablo en la historia posterior del cristianismo quedaban así asegurados.



                                                   

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