He tropezado con este artículo de últimos del pasado año, y una vez comprobado que no teníamos nada en nuestro blog sobre el tema, he considerado que no desentonaría entre los muchos y variados asuntos y curiosidades que contemplamos en nuestro portal.
La biblioteca
de Alejandría
Las bibliotecas son centros de
conocimiento. A lo largo de los tiempos han sido testigos y fieles depositarios
del saber de su época, dejándonos testimonios de incalculable valor en el
ámbito de las ciencias o la filosofía, entre otros. Muchas escribieron su
propia historia, como la de Pérgamo o Constantinopla, pero una destacó por
su especial relevancia. Nos referimos a la Biblioteca de Alejandría.
La biblioteca egipcia tuvo sus orígenes en el
siglo III AC, en la ciudad de Alejandría. Su responsable, Ptolomeo I, contó con
la inestimable ayuda de Exudio y Demetrio de Falera que le aconsejaron en las
labores de organización y difusión del centro. Su propósito no era otro que
convertir a la ciudad egipcia en un punto de encuentro de las artes, las
ciencias y la filosofía.
La
estrategia del sabio Demetrio consistió en atraer a artistas y científicos de
diversos ámbitos para enriquecer la biblioteca que en un principio estuvo en el
distrito real del Brucheion. La obra de Ptolomeo fue continuada por su sucesor,
Ptolomeo II Filadegno, llegando a albergar más de 700.000 volúmenes.
Ubicación y traslado
En el Brucheion se ubicaron inicialmente la biblioteca
y el Museo, probablemente los centros más prestigiosos de la época. La
biblioteca constaba de 10 salas orientadas a la investigación y a las
diferentes disciplinas del saber. De su mantenimiento se ocupaban los propios
filósofos y poetas que acudían a la llamada de este centro convertido en un
icono del mundo intelectual.
No en vano se adquirieron manuscritos de Grecia, Persia, Palestina, incluso de África, entre otras culturas. Debido
la imposibilidad de albergar semejante cantidad de manuscritos, la biblioteca
abrió otras dependencias en el barrio de Racotis, concretamente en el Templo de
Serapis.
Un hito del pasado y del
presente
La estrategia de Demetrio dio sus frutos y la
Biblioteca de Alejandría, además de convertirse en una referencia intelectual,
tuvo ilustres visitantes, sabios que acudían para reunirse y estudiar en
materias tan diversas como la astronomía, la geografía, la lengua o las
matemáticas.
Aquí se registraron muchos descubrimientos que
cambiaron el mundo occidental y nacieron nuevas disciplinas como la
Trigonometría o la Gramática. Por este centro, a lo largo de sus muchos años de
vida, pasaron personajes como Arquímedes, el poeta Calímaco, Claudio Ptolomeo y Euclides que
escribió la obra “Geometría”, de importante calado posterior. Y lo más
importante, se preservaron miles de manuscritos, aunque la mayoría se perdieran
tras los saqueos o desastres naturales que asolaron la ciudad.
La Biblioteca de Alejandría firmó su epitafio en algún
momento del siglo III o IV, a manos del emperador Aureliano y su afán de
reconquistar la ciudad o en el enfrentamiento entre Diocleciano y Domiciano.
Su hermana pequeña, la biblioteca del Templo de
Serapis, dios de la sabiduría, fue expoliada por Teófilo de Alejandría, que a
las órdenes de Teodosio el Grande, acabó con los
templos paganos de la zona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario