Cuando me harto de leer artículos de prensa y no tengo entre manos ninguna novela, me dedico a ojear las muchas noticias históricas o curiosas que tengo archivadas provenientes de mis suscripciones, y hace unos días tropecé con esta.
Comentada con Fernando Elena opinó que no le encontraba rigor científico para aseverar su certeza, por lo que no la he incorporado a nuestros archivos en el apartado Notas Históricas, pero si en el de Temas de Interés o Curiosas, ya que al menos, si resulta curiosa la publicación.
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LA LEGIÓN PERDIDA DE CRASO
Durante el
triunvirato formado por Pompeyo, Craso y Julio Cesar (60-53 aC) se produjo una
de las mayores derrotas de las legiones romanas que dio origen al mito de la
legión perdida.
Craso, se
convirtió en uno de los hombres más ricos de Roma tras apoyar a Sila en la
guerra civil y especular con las propiedades requisadas a los partidarios de
Mario, a la vez que consiguió prestigio militar al derrotar al ejército de
Espartaco en la batalla de Lucania en el 71 aC. En el año 55 aC Craso obtuvo el
cargo de procónsul de la provincia de Siria durante 5 años y decidió iniciar la
conquista del reino parto para igualar la fama militar de Pompeyo y Julio
Cesar. Inició los preparativos de la invasión formando un formidable ejercito
compuesto por 7 legiones y 4000 jinetes al mando de su hijo Publio, que había
combatido en la guerra de las galias junto a Julio Cesar, financiándolo con su
fortuna particular y el saqueo de los templos de su provincia. Al año siguiente
Craso se lanza a la conquista del reino Parto, con la oposición de parte del
senado romano ya que Cicerón la declaró “Nulla causa” y
el tribuno de la plebe Gayo Ateyo maldijo la expedición con juramentos a los
dioses.
La campaña fue
un cumulo de errores, acuñándose la expresión “Craso error”,
ya que en un principio rechazo la ayuda de Atarsvades II, rey de Armenia, que
le proponía atacar desde su territorio donde la caballería parta no podía
maniobrar con facilidad y además reforzaría su ejército con caballería e infantes.
La prepotencia de Craso que no quería compartir ni el botín ni la gloria de la
victoria y la confianza en su ejército
le hizo rechazar esta ayuda y se dirigió al interior del desierto siguiendo los
consejos del mercader Abgar/Ariannes, que había pactado con los partos, y
desoyendo los consejos del cuestor Casio que era partidario de avanzar
paralelos al Éufrates para tener una vía de suministros.
Tras avanzar
diez días por el desierto y llegar al rio Balincha, Craso vuelve a desoír los
consejos de Casio y decide plantar batalla sin dejar descansar a sus
legionarios. En un principio formará en línea con la caballería en los flancos para evitar ser
rodeados, pero posteriormente ordenará
formar en cuadro, lo que facilito que la caballería parta, armada con arcos compuestos que penetraban
los escudos romanos y tenía más alcance que la romana tuviera un blanco más
fácil. La batalla no fue sencilla para los legionarios que perdieron casi toda
su caballería contra los catafractos (caballería pesada parta) y sin que los
legionarios pudieran intervenir en el combate, ya que los partos atacaban y se retiraban
utilizando el disparo parto.
Al anochecer los
partos se retiraron y Craso ordeno la retirada hacia Carrhae abandonando a su
suerte a 4000 legionarios heridos en el campo de batalla que serán ejecutados
por los partos. Los partos rodearán Carrhae y ofertaran una rendición a los
romanos que no aceptarán y estos dividirán sus fuerzas en tres cuerpos para
dirigirse hacia Sinnancas. Craso confiará en un comerciante de la zona que lo traicionará
y será rodeado por Surenes, general parto, acudiendo Octavio en su ayuda,
mientras que Casio desertará y se dirigió a Siria para organizar la defensa.
Craso y Octavio
deciden parlamentar con los partos siendo engañados y asesinados. En este
momento los legionarios (unos 10000) se rinden y entregan los estandartes
pasando a ser esclavos de los partos.
La legión
perdida de Craso
Estos
legionarios son conducidos a la ciudad de Alejandría la margiana para que se
encargaran de la defensa de la frontera en la zona del rio Amu Daria. En este
momento se pierde la pista de la legión en los textos de Plinio el viejo y
Plutarco y tenemos que esperar a la crónica del historiador chino Ban Gu en la
batalla que dirige el general Gan Yasnou contra los Xiongnu (antepasados de los
hunos) para encontrar alguna referencia.
A Ban Gu le
llamo la atención unos soldados que luchaban a pie y que “combatían juntos
alineados y desplegados en una formación de combate como de escamas de pescado”
y que su campamento era rectangular y fortificado con estacas. Esto fue
interpretado por Homer Hasenpflug Dubs como la presencia de legionarios romanos
en China. No es el único elemento que valora si no también la existencia de una
ciudad con el nombre de Li-Jien o Liquan (que significa legión) y que en época
de Confucio paso a llamarse Jie-lu (cautivos), siendo la actual Zhelaizhai.
Se ha defendido
también la presencia de legionarios mediante análisis genéticos que han
mostrado un genotipo similar a los pueblos europeos en un 46% de la población
de Zhelaizhai cosa que no sucede en el resto del país. El problema es que era
una zona de paso de la ruta de la seda y por ello la ciudad pudo haber sido
creada por griegos, al igual que un muro de arcilla semiderruido que algunos
definen como parte del campamento romano y que tiene la misma técnica constructiva
que las casas locales y por lo tanto podría haber caído en desuso con el paso
del tiempo amortizándose posteriormente en las construcciones locales o bien
ser restos de un muro defensivo para proteger las mercancías destinadas al
comercio mediante la ruta de la seda.
La escasa
variabilidad genética estaría determinada por las condiciones de aislamiento de
la región que no se han subsanado hasta la época actual con la construcción de
una autopista en la que se ha colocado en la salida una escultura del emperador
chino, junto a un lugareño y un legionario romano con la intención de
introducir la ciudad en el circuito turístico e incrementar sus ingresos.
Por todo ello no
podemos afirmar de manera irrefutable, al carecer de pruebas arqueológicas, la
existencia en China de legionarios romanos provenientes de la derrota de
Carrhae en el 54 aC.
Autor: Juan Jesús Llodrá González revistadehistoria.es
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