Continúo editando y almacenando artículos antiguos con la finalidad de evitar su desaparición una vez agotado el tiempo estimado para ello por sus emisores, y una vez editados poder subirlos al blog a mi voluntad.
Este que subo hoy no es de los que considero antiguos, y por tanto creo que podría permanecer aún más tiempo sin riesgo, pero dada la proximidad del evento a que se refiere el artículo he decidido editarlo y subirlo sin esperar otra ocasión. Repasemos algo la Historia.
LOS
JUEGOS ATLÉTICOS DE OLIMPIA
El santuario de Olimpia se encontraba en la región de la Élide, al noroeste del Peloponeso, en Grecia. La ciudad de Elis, capital de la región, fue la encargada de organizar los juegos atléticos.
Aunque integraban el país de los griegos decenas de polis independientes unas de otras, los juegos olímpicos les recordaban que poseían un origen racial común, lengua común, costumbres comunes y un culto común a los dioses que moraban en el Olimpo. Para alabar a Zeus (o Júpiter), el mayor de todos ellos, fueron creados los juegos olímpicos.
Según una tradición mitológica, Hércules, semidiós hijo de Zeus y la mortal Alcmena, instauró los juegos en Olimpia cuando tomó la Élide, luego de limpiar los establos del rey Augias (en uno de sus famosos trabajos), quien le había prometido que a cambio le entregaría una décima parte de su cuantioso rebaño de ganado y no cumplió su promesa aduciendo que aquel había utilizado la astucia y no la fuerza.
Los juegos atléticos de Olimpia
(U olímpicos)
Los juegos olímpicos se organizaron desde
antiguo en Grecia, aunque después de Óxilo –quien también los organizó–
desaparecieron hasta ífito, quien restableció de nuevo el festival olímpico y
la tregua que habían sido interrumpidos a causa de luchas intestinas y una
peste, con las que quedó arruinada gran parte del país. Ífito pidió al dios de
Delfos la liberación de sus desgracias, y la pitonisa ordenó que los eleos
debían reanudar los juegos olímpicos..
A partir del año 776 a.C. entonces, sus
juegos atléticos fueron celebrados cada cuatro años, enviando cada polis
atletas que la representaran en las competencias. Los peregrinos que llegaban a
Olimpia ofrecían a Zeus un gran sacrificio en prueba de veneración. Como el
hecho de prender la llama de la hoguera suponía un privilegio y una distinción
codiciados, se dispuso que los peregrinos que quisieran optar a aquel honor, a
una distancia prudencial y alineados en forma de salida, a una señal
emprendieran veloz carrera hacia el lugar adonde, en pie y con una antorcha en
la mano, esperaba un sacerdote. Al primero en llegar hasta él le cabría el
honor de prender la llama de la gran pira. Ese fue el origen de los juegos de
Olimpia.
Las primeras competencias se
basaban en carreras a pie, y más tarde se fueron introduciendo la lucha; el
pentatlón (carrera, lucha, pugilato, salto y lanzamiento de disco); las
carreras de carros, y varias competencias artísticas como música, poesía y
danza.
Los atletas, que debían ser ante
todo hombres y ciudadanos, se entrenaban durante mucho tiempo en los gimnasios;
luego competían desnudos en los juegos. Estaba expresamente prohibida la
participación de mujeres, extranjeros y esclavos en ellos.
Era una ley entre los eleos despeñar desde un monte escarpado
llamado Tipeo, a las mujeres que se descubrieran que habian
asistido a los juegos olímpicos. Afirman que no fue descubierta ninguna, con
excepción de Calipatira. Ella, habiendo muerto su marido, se disfrazó como
entrenador y llevó a Olimpia a su hijo Pisírodo a luchar. Y cuando ganó,
Calipatira, al intentar saltar por encima de la tapia donde tenían confinados a
los entrenadores quedó desnuda. Así se descubrió que era mujer, pero la dejaron
marchar sin castigo por consideración a su padre, sus hermanos y su hijo –todos
habían conseguido victorias olímpicas–; con todo promulgaron una ley según la
cual en adelante los entrenadores entrasen desnudos en los juegos. También hubo
otras excepciones a la prohibición de asistencia de mujeres a los juegos: una
sacerdotisa de la diosa Deméter (o Ceres), se sentaba y contemplaba los juegos
olímpicos, y las mujeres podían competir en las
pruebas ecuestres también. La prohibición no afectaba
a las competidoras porque el vencedor era el propietario de los caballos y no
el jinete.
Los juegos de Olimpia duraban
cinco días. Los ganadores no recibían un premio material, aunque se llenaban de
gloria por su victoria, suponiendo un supremo honor ser coronados con una
corona de olivo y ser conducidos a su polis en un carro tirado por cuatro
caballos blancos, entrando a la ciudad por una brecha expresamente abierta en
sus murallas. Los vencedores obtenían así la consideración de un dios.
Los juegos olímpicos tomaron gran
relevancia en la antigua Grecia, alcanzando su punto culminante en los siglos
siglo VI y V a.C. Tenían una importancia fundamentalmente religiosa, por eso,
los juegos se anunciaban por toda Grecia diez meses antes de su celebración a
través de mensajeros que anunciaban una tregua sagrada, entonces, las disputas
y guerras debían suspenderse hasta finalizar las olimpíadas por su profundo
valor religioso y cultural.
Entre variadas ofrendas y
estatuas erigidas para los vencedores, podían encontrarse estatuas de Zeus de
bronce, las que fueron confeccionadas con dinero de multas impuestas a atletas
que habían deshonrado los juegos. Las primeras fueron erigidas
en la 98ª olimpiada [288 a.C.] cuando Eupolo de Tesalia sobornó a
participantes en el pugilato: Agétor de Arcadia, Prítanis de Cícico y Formión
de Halicarnaso.
El más importante de todos los
santuarios griegos fue el de Zeus, en Olimpia. Los juegos eran alternados con sacrificios
y ceremonias en honor al padre de los dioses del Olimpo, cuya estatua en
marfil, ébano y oro, con incrustaciones de piedras preciosas se alzaba
majestuosamente en Olimpia esculpida por Fidias (fue considerada una de las
siete maravillas del mundo antiguo) y a Pélope, héroe divino y rey mítico de
Olimpia, famoso por su legendaria carrera de carros y en cuyo honor se
celebraban.
Los juegos olímpicos de la
antigüedad duraron hasta el año 393 d.C., cuando fueron suspendidos, junto con
todos los cultos paganos, por el emperador romano Teodosio, al oficializar el
cristianismo como religión del imperio romano.
Los juegos olímpicos fueron
retomados modernamente a partir de 1896, con primera sede en Atenas, como
competencia internacional que reúne cada cuatro años atletas de todo el mundo,
y son –como en la Grecia antigua– un símbolo de paz y confraternidad.
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