(He observado que esta Entrada no ha sido visitada ni una sola en los tres días que lleva publicada y creo es debido a figurar entre las Entradas de hace 5 años. Por consiguiente (como diría Felipe González), cambio la fecha a hoy)
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Al alquilar un barco para unas vacaciones por el Canal
du Midi, te dispones a disfrutar de viajes apacibles a través de los viñedos
frondosos de la región vinícola del Languedoc. Declarada patrimonio de la
humanidad por la Unesco, es una de las vías navegables más famosas del mundo.
Con el pasaje de las esclusas, los puentes-canales y la escala de Fonsérannes,
el turismo fluvial se disfruta en cada instante del crucero. En el trayecto
desde la bulliciosa Toulouse hasta las playas de arena dorada del Mediterráneo
se pueden hacer catas de vino, paseos en bici y visitas a localidades
medievales y antiguas ciudades amuralladas.
La construcción del Canal du Midi era un sueño largamente deseado que abrazaron los más grandes desde Nerón hasta Enrique IV. Pero no fue hasta el reinado de Luis XIV que el deseo comercial de unir las dos costas del sur de Francia se hizo posible, gracias al saber hacer del ingeniero Pierre-Paul Riquet.
Hoy, navegar a través de esta vía fluvial declarada Patrimonio de la Humanidad, o recorrerla a pie o en bicicleta, constituye una de las maneras más originales y bellas de conocer el país galo.
UN POCO DE HISTORIA
Más de 12.000 trabajadores participaron durante 15 años en la costosa y dificultosa construcción del canal, que debía salvar numerosos accidentes geográficos para completar los 214 kilómetros que conectan Toulouse y Sète -y que, uniéndose al canal del Garona, que ya llegaba de Toulouse a Burdeos, conseguían cruzar el país del Mediterráneo al Atlántico-. Aunque, para 1666, año de la construcción del Canal du Midi, ya se había superado el mayor escollo: encontrar una forma de abastecerlo de agua, un esfuerzo que ya había sido llevado a cabo, sin éxito, por el propio padre de Riquet.
Finalmente, Riquet puso en práctica un sistema de colecta conocido como la rigole, que se llenaba con el agua de la Montaña Negra (al sur del Macizo Central) y del Lago de Saint-Ferréol gracias a numerosas acequias que alimentaban un gran depósito de agua, de cerca de 6,5 millones de m³. Esta cantidad excedía las necesidades del propio canal, permitiendo así asegurar el suministro incluso en los períodos de sequía.
Una vez que estuvo terminado, el canal sirvió para transportar pasajeros, mercancías y correo en barcos propulsados por caballos, que tiraban de ellos siguiendo los caminos paralelos al curso del agua. En los años 30, la fuerza animal fue sustituida por motores, aunque poco después, en los años 70, culminó su historia como vía comercial para comenzar su nueva vida como atracción turística.
A lo largo del centenario canal hay plantados más de 60.000 árboles -muchos de ellos, gigantescos plataneros- que contribuyen a hacer del lugar un excepcional paisaje natural. Además, su entorno está perfectamente preparado para recibir visitantes, que se enamorarán de los pintorescos pueblecitos, como Villefranche-de-Lauragais, con su bastida del siglo XIII o Castelnaudary, la cuna del cassoulet. Pero, además, su itinerario incluye también ciudades llenas de encanto, como Carcassonne -declarada también Patrimonio de la Humanidad- y Toulouse, con cientos de cosas que hacer. Decenas de bodegas, queserías artesanales, deliciosos chambres d'hôtes (una especie de bed&breakfast de estilo francés y tradicional) y bucólicos paisajes mediterráneos jalonan el relajado trayecto, perfecto para practicar turismo slow, conocer a nuestros amabilísimos vecinos de Occitania y gozar del saber vivir francés.
RECORRER EL CANAL DU MIDI EN BARCO
Si decides realizar la ruta en barco, debes saber que resulta navegable desde finales de marzo hasta principios de noviembre. Para hacerlo, no tienes más que alquilar uno en cualquiera de las varias empresas que los facilitan -Le Boat, Nicols, Locaboat Holidays...-, situadas en Port-Lauragais, Negra, Castelnaudary, Carcassonne, Argens, Lattes, y en el puerto del Somail. Las embarcaciones disponibles cuentan con todo tipo de comodidades, y son manejables por cualquiera: la propia empresa de alquiler te mostrará en un rato el funcionamiento y las reglas básicas para cruzar las 63 esclusas, entre las que se cuentan algunas, como la de Fonséranes, que son espectaculares obras de ingeniería. Al fin y al cabo, la velocidad media de tu crucero no superará los seis kilómetros por hora.
RECORRER EL CANAL DU MIDI A PIE O EN BICICLETA
Los senderos que antaño servían para que los caballos tirasen de los barcos son los que hoy resultan perfectos para ir andando o en bicicleta. Por ello, son llanos y asequibles para toda la familia, aunque a veces nos toparemos con raíces sobresalientes que supondrán pequeños baches. A lo largo del camino, nos encontraremos con múltiples servicios para el ciclista, muchos de ellos -siempre a menos de cinco kilómetros del Canal du Midi- acreditados con la etiqueta nacional Accueil Vélo, que incluye alojamientos con espacio para guardar bicicletas y kits de reparación y el material necesario para limpiarla, además de asesoramiento sobre la ruta.
Por último, el sello abarca empresas de alquiler de bicicletas que ofrecen buena calidad y garantizan un servicio de asistencia en caso de avería, como Le Petit Cyclo, en Toulouse. También a otras, como La Bicyclette Verte, que oferta viajes organizados a lo largo de diferentes rutas, que suelen incluir el propio alquiler, asistencia, alojamiento, desayuno y, opcionalmente, cena. Asimismo, existen compañías como BagaFrance, France Vélo y Cyrpeo que se dedican a transportar el equipaje para que el ciclista pueda viajar ligero.
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